LA ASTUCIA DE LA NIÑA
- ¡Padle, padle, padle… Ven, ven!
Yo sentí la voz de una niña que me llamaba. Y efectivamente, era una nena de cinco años, aproximadamente. Me devolví, cruce la carretera y llegué a la terraza de la casa, para encontrarme con la niña.
Sin esperar que la saludara, la pequeña me abordó al instante:
- ¿Padle, veddá que tu le jalas el pelo a las niñas que corren dentlo de la Iglesia?
- No, no, no, no… (Y para hacerme entender yo movía el dedo índice con nerviosismo, como si fuera el limpia vidrios de un carro) No, no, al contrario yo las quiero mucho y además tengo varias amigas de tu edad. También tenemos una misa los domingos a las nueve de la mañana para los niños (Respiré profundo)
Ella me escuchó atentamente, sonrió y luego exclamó:
- ¡Viste, viste …! Viste abue…¡Tu eres embustela …!
Yo levanté la cara, me quité las gafas, di mi media vuelta y caminé a pasos largos y acelerados. Como me iba riendo, imagínese el lector los comentarios de los que me observaban. Claro que también dejo a su imaginación la reacción de la abuela y la moraleja de esta anécdota.